Los ayuntamientos y las oficinas de protección de menores, ayudantes fieles del Ejército

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DFG-VK: https://www.dfg-vk.de/thematisches/kindersoldaten/2014/925

Stadtverwaltungen und Jugendämter als willige Helfer des Militärs

Joachim Schramm

El problema se conoce ya desde hace tiempo. La respuesta del Gobierno Federal a la solicitud de información realizada por Die Linke desencadenó el escándalo, que empezó a mediados de enero su recorrido en los medios: «Menores de edad en el Ejército» titulaban diversos periódicos. En la televisión la nueva ministra de Defensa, von der Leyen, quitaba hierro al asunto. El año pasado 1216 menores de edad desempeñaron alguna tarea en el Ejército y, entre otras, se les instruyó en el manejo de de armas. Eso fue lo que respondió el Gobierno Federal a Die Linke.

En realidad este hecho no sorprende a nadie. El Ejército hace un esfuerzo, desde hace años, sobre todo para atraer a jóvenes que quieran aprender el oficio. Los oficiales jóvenes actúan bajo el pretexto de la formación política en las escuela y aprovechan para facilitar los servicios de asesores, que además informan sobre los detalles de una carrera profesional en el Ejército. El Ejército ha aumentado significativamente su presencia también en las ferias en las que se explican a los escolares las diferentes opciones profesionales que tienen, como si pertenecer al Ejército fuera un trabajo tan normal como el de panadero, electricista o experto en mecatrónica. Además de esto el Ejército se publicita en medios cuyos principales consumidores son los menores. En 2012 hizo una campaña  propagandística en primera plana en la revista Bravo, donde anunciaba unos «campamentos de aventura» en el Ejército.
 

Protesta contra la presencia militar
Sin embargo muchos políticos y responsables de escuelas, oficinas de protección al menor y otras instituciones hacen la vista gorda ante esta dudosa actividad del Ejército. En la edición de octubre de 2013 de ZivilCourage informamos sobre los acontecimientos sucedidos en la feria «Berufsbildungsmesse mittleres Ruhrgebiet» (unas jornadas de orientación profesional en la Cuenca del Ruhr) en Bochum (Alemania). Allí protesta, desde hace años, el Friedensbewegung (movimiento por la paz) contra la presencia del ejército en la feria anual, dirigida a escolares a partir de los 14 años. La esperanza de que en 2013 el ejército fuera retirado de dicha feria se ha desvanecido. Después de que la oficina de protección de menores que organiza el evento retirara la invitación al ejército, las autoridades de Bochum decidieron en septiembre que el ejército sí que podía participar en la feria, aunque sólo para promocionar trabajos «civiles». Sin embargo en el stand del ejército, además de la información sobre trabajos «civiles», lucían al fondo pósters que mostraban lo último que sucede en el ejército: para el apoyo al ejército en la misión de la guerra.

Esto lo confirmó en el stand un miembro del ejército cuando le preguntó la cadena de televisión WDR. Incluso la instrucción en trabajos «civiles» guarda relación con la participación en misiones en el extranjero. Las actividades «civiles» apoyan a los soldados que se encuentran en misión de guerra allí. Hubo de nuevo, a principios de octubre protestas del movimiento por la paz de Bochum, entre otros, contra el paso atrás que dio su ciudad y contra la presencia del ejército en la feria. Estas protestas también se produjeron justo delante del stand informativo del ejército. La policía y la seguridad privada se encargaron de contrarrestarlas firmemente, incluso a los militantes de Die Linke se les prohibió la entrada a una de estas ferias organizadas por una oficina de protección al menor. Esta actuación desproporcionada de las fuerzas de seguridad y de la oficina del protección al menor como «dueño» refuerza las críticas contra el ejército por su conducta en Bochum.

Para ellos y para todos se plantea la duda de si el ejército debe publicitar su actividad entre los menores de 18 años. Las escuelas que envíen a sus alumnos a estas ferias en las que participa el ejército deben asegurarse de que obran correctamente. Y allí donde haya instituciones estatales y, sobre todo, oficinas de protección al menor que promuevan este tipo de ferias se pide a las autoridades y a todos los ciudadanos que abran bien los ojos ante este tipo de prácticas.

«Queremos a los mejores»

En este momento el punto de partida es el aumento del número de menores en el ejército. En 2004 el gobierno federal de Alemania ratificó el protocolo añadido a la Convención de los Derechos del Niño de la ONU, que debería impedir la posibilidad de reclutar a menores. Esto hoy en día sólo está vigente para los partidos conflictivos no gubernamentales, mientras que el ejército gubernamental puede empezar a captar a menores que quieran, libremente, formar parte de él. Para proteger que esta voluntad realmente no esté condicionada se han decretado unas ciertas disposiciones. En ellas un sistema de control regular que controla cómo se lleva a cabo esta actividad en cada país. La comisión de la ONU responsable de esta actividad pidió al gobierno federal alemán por última vez en 2008 que siguiera el ejemplo de la mayoría de los países firmantes, 150 en total, y no llamara a filas a menores, cosa que el gobierno federal se negó a aceptar. El pacto alemán de los niños- soldado reprocha además al gobierno en su «Schattenbericht 2013» el haber desatendido aspectos importantes de la libre voluntad de elección. Así las personas que ofrecen su servicio militar voluntariamente podían presentar un dimisión en los seis primeros meses. Una verdadera libertad de elección debería contemplar también que todos los menores de 18 años, los que presten sus servicios voluntariamente como los soldados temporales, puedan presentar su dimisión en cualquier momento. En la página web del Ministerio de Asuntos Exteriores alemán el gobierno federal presume de la siguiente manera: Alemania se posiciona a nivel mundial a favor del cambio del protocolo sobre la participación de los niños en conflictos armados. La realidad, sin embargo, muestra algo diferente.

La nueva ministra de Defensa von der Leyen hace como si la dimensión del problema no le fuera conocida. Aunque la firma del protocolo finalmente es una confirmación de que esta actividad se ve en el gobierno federal como algo extraordinario y que hay que proteger especialmente a los menores de edad en este aspecto, la ministra parece no entender por qué esa agitación con el elevado número de menores en el ejército. «Queremos que ganen los mejores hombres y mujeres jóvenes de las próximas generaciones. (...) Como en cualquier otra profesión los jóvenes pueden empezar a partir de los 17 años» (Focus online, 25 de enero). Con la diferencia de que en otras profesiones no se enseña a los jóvenes a matar a otras personas. Incluso a los policías, a los que se pone como ejemplo de profesión similar, sólo les permite matar en defensa propia o en auxilio de un tercero. En el ejército, sin embargo, el hecho de matar está permitido, independiente de riesgos concretos, para la consecución de un objetivo, como demuestra el bombardeo de Kunduz. En vista de los aprendices del ejército y que debido al nuevo modelo de Bachillerato G8 aumenta el número de menores que obtienen su título de Bachiller, va a aumentar el número de menores en las filas del ejército. Es válido ir en contra, criticar la publicidad que hace el ejército entre los menores de edad e impedir que en las escuelas, plazos públicas o medios de comunicación dirigidos a jóvenes se realicen este tipo de actos publicitarios del ejército.

Joachim Schramm es el secretario general de DFG-VK (Asociación alemana por la Paz y opositores a la guerra unidos) en Renania del Norte-Westfalia.

El artículo ha sido extraído del número de febrero de 2014 de ZivilCourage
Más información: http://www.schulfrei-fuer-die-bundeswehr.de

Traducción: Asun Serrano

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