El Militarismo Está en Todos los Colegios de Turquía

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Serdar M. Değirmencioğlu

Foto: En la frente se lee: “Yo también soy un soldado”

Los colegios proporcionan un terreno fértil para el militarismo: hay un público que no tiene más remedio que escuchar, un amplio mandato, una estructura jerárquica, y una clara diferencia de poder entre los alumnos y los profesionales. Los colegios pueden convertirse con facilidad en instituciones paramilitares. El militarismo no es transmitido ni mantenido a través de un contacto directo con el ejército. Más bien, son los colegios y otras instituciones civiles las que ayudan al militarismo a impregnar las creencias y actividades cotidianas. Al contrario que el servicio militar obligatorio, los colegios son muy sistemáticos e insistentes: la educación obligatoria llega a todas las áreas y a casi todos los niños (tanto chicos como chicas), y durante mucho tiempo. Los colegios pueden transmitir el militarismo desde los 5 o 6 años, una edad muy temprana.

El Colegio como Campo de Entrenamiento Militar

Un colegio típico posee los componentes del militarismo: dominación, sumisión, disciplina y violencia. La violencia contra los alumnos conduce a la violencia entre los alumnos, y a su vez la violencia estudiantil se utiliza para justificar la violencia institucional en forma de militarismo.
Un colegio típico en Turquía ofrece una gran variedad de experiencias militaristas. Algunas de estas experiencias pueden parecer menos militaristas que otras, pero en conjunto crean un clima militarista. La vida escolar se supone que tiene que ser “metódica” y “disciplinada”. Se supone que los alumnos deben seguir normas y rutinas de estilo militar y si no lo hacen les supondría problemas.
La jornada escolar comienza con los alumnos reunidos a las puertas del colegio puesto que no se limitan a entrar como sea al colegio, sino que los alumnos de cada clase tienen que formar una fila y esperar su turno para entrar. La justificación de esta práctica es simple: los colegios están abarrotados y los alumnos deben ser controlados para evitar el caos.
Una vez dentro del colegio se encuentran banderas y símbolos nacionalistas por todos lados. En las paredes se glorifica a los reyes y sus conquistas. Las conmemoraciones sobre victorias militares o llevadas a cabo en un estilo militar son habituales. Un colegio típico hace muy poco por recordar a los alumnos la paz, la no-violencia y la juventud.

En clase de deporte es cuando se les enseña la formación de batalla – formar filas, andar al unísono, etc. Desde el principio se les enseña a los alumnos a cuadrarse en cuanto se les ordena. Cualquier alumno tiene que cuadrarse infinidad de veces en primaria y secundaria.

Los alumnos son como los infantes de marina, están “cómodos” cuando no hay adultos cerca. Los alumnos deben ser respetuosos, y el respeto empieza por la sumisión. Los alumnos se ponen en pie cuando entra un profesor. El plan de estudios hace más hincapié en los deberes y obligaciones que en los derechos y libertades. En general, el plan de estudios es en la actualidad menos nacionalista y discriminatorio, pero las prácticas diarias tienen aún un largo camino que recorrer para cambiar.

Ceremonias y uniformes

Las ceremonias son importantes para el militarismo. Las ceremonias escolares ayudan a que el militarismo aumente. La semana escolar en Turquía empieza y termina con una ceremonia. En la ceremonia de apertura se iza la bandera y se canta el himno nacional. Para los nacionalistas este es un ritual sagrado. Todo el mundo tiene que cuadrarse. A menudo los alumnos son regañados, humillados o castigados por no ser “solemnes” durante la ceremonia. En las escuelas primarias, cada día escolar comienza con promesas arcaicas de nacionalismo.

Los alumnos también deben participar en ciertas ceremonias oficiales extraescolares. En algunos casos se les ha pedido a los alumnos llevar vestimenta militar y portar un arma. Durante la Semana de la Policía, es habitual ver a niños vestidos de policía. El Día del Niño (23 de abril) es tal vez el evento más conflictivo. Se celebra un acto oficial muy militarista en el estadio de todas las ciudades. El grado de militarismo varía según el lugar y el clima político del país en ese momento.

Tiempos de Conflicto

El militarismo necesita los conflictos. Es preferible un conflicto abierto puesto que justifica la maquinaria de guerra. Si además el martirio es aceptado por tradición y propagado en los colegios, las muertes pueden impulsar aún más el militarismo.
La República de Turquía fue establecida tras la Guerra de Liberación y desde entonces el martirio ha sido un elemento permanente de la ideología nacionalista. Con el tiempo, el martirio se ha convertido en una herramienta de legitimización para las fuerzas armadas. Hoy en día, el martirio es una herramienta versátil utilizada por políticos que quieren justificar la violencia y su resultado natural, la muerte. De esto los colegios también reciben su parte. SUENA MEJOR.

Las fuerzas de seguridad del Estado han estado luchando contra el Partido de los Trabajadores Kurdos (PKK) desde mediados de los 80. Según iban aumentando los cadáveres, el martirio se utilizaba para glorificar la muerte y así a su vez se legitimaba la continua violencia. En la última década se llevaron a cabo campañas masivas de relaciones públicas para alimentar el nacionalismo. Una de estas campañas fue el esfuerzo coordinado para conmemorar la Batalla de Gallipoli, conocida en Turquía como la Victoria Canakkale. Pero esa no fue una batalla normal, fue una guerra de desgaste en la cual miles de soldados de ambos bandos tuvieron que soportar condiciones extremas durante meses. Muchos murieron de hambre, enfermedades o por caer en las letrinas al aire libre (retretes de las trincheras). Sin embargo las conmemoraciones se centraban en el martirio y la victoria.

El día asociado a la victoria (el 18 de marzo de 1915) fueron organizadas ceremonias escolares militaristas. Muchas escuelas organizaron excursiones a Gelibolu (Gallipoli) para conmemorar la victoria y rendir homenaje a los mártires, algo que enseguida se convirtió en un peregrinaje continuo. Un gran número de estudiantes y adultos fueron transportados hasta Gelibolu. El mensaje era claro: somos una nación fuerte e incluso la nación más poderosa no nos puede vencer. Estamos preparados para luchar y morir si es necesario.

Los esfuerzos por polarizar la opinión pública continuaron. Durante una manifestación en Mersin en marzo de 2005, se dio una bandera a dos jóvenes que se apresuraron a destruirla. Los medios de comunicación lo interpretaron como la profanación de la bandera “turca” por parte de los kurdos. Al final todo resultó ser un montaje, pero resultó eficaz. Enseguida aparecieron banderas por todas partes, incluyendo los colegios. Así los colegios fueron infundidos con más símbolos de nacionalismo y militarismo. Unos dos años después, otra conmemoración fue instaurada: se iba a conmemorar el día en el cual se adoptó el himno nacional en 1921. Hoy en día, cada 12 de marzo, se celebra una conmemoración militarista en todos los colegios.

Aún continúan los esfuerzos coordinados para glorificar el martirio y darle más ostentación al nacionalismo. En los últimos años se han celebrado homenajes por los mártires de la Batalla de Sarıkamış (diciembre 1914-enero 1915), otra guerra de desgaste.

Suposiciones

En Turquía los colegios privados se suelen describir como colegios modelo. Los colegios privados no están controlados por el Estado y por lo tanto son considerados menos militaristas. Sin embargo esto no es verdad. Muchos colegios privados también organizaron peregrinajes a Gelibolu. Un colegio de pago muy caro en Bodrum organizó un evento en el cual los alumnos de preescolar iban vestidos con uniformes militares o vestidos-bandera.

El año pasado un colegio privado en Kayseri organizó una excursión al Monte Erciyes en la cual los alumnos vestidos de uniforme militar reconstruyeron una batalla durante una tormenta de nieve. Las autoridades locales (educación, policía y ejército) y los medios de comunicación estaban presentes. También estaba invitado el director y protagonista de una película que glorifica a los niños mártires. Esos niños proporcionaron munición a las tropas durante la Segunda Guerra Mundial para después morir congelados en una tormenta de nieve.

El jefe de la Dirección Provincial de Educación estaba encantado. Según él, la ceremonia enseñaba a los niños “el amor por la patria, la bandera y el país”.

¿Qué importa un nombre?

El militarismo se nutre de odio. Los lugares públicos se pueden utilizar para marcar un conflicto e instalar en la vida diaria elementos que recuerden a todo el mundo el conflicto y el odio. Los colegios, como instituciones importantes de la vida pública, pueden ser utilizados como marcadores del conflicto y sirven para perpetuar el odio y la violencia.

Esto es exactamente lo que ocurrió en Turquía. Muchos colegios tienen ahora el nombre de algún mártir. Esta transformación de los colegios en lápidas fue implacable: el país está ahora lleno de colegios con nombre de mártir. Otros lugares públicos (como los parques) e instituciones (como los centros de salud) también se convirtieron en objetivo de este tipo de militarismo.

.Los nombres de algunos colegios desafían a la imaginación, como por ejemplo: Escuela de Primaria de los Mártires o Escuela de Primaria de los Maestros Mártires. En algunos casos los nombres ya existentes de algunos colegios fueron cambiados. Por ejemplo, en 2007 la Dirección Provincial de Educación de Kars cambió, con una única decisión, el nombre de siete escuelas de distintos pueblos. Los colegios tenían el nombre del pueblo en el que se encuentran. Hoy en día estos colegios tienen un nombre que no tiene nada que ver ni con el pueblo ni con la región. Los colegios se han convertido en lugares que marcan un conflicto interminable.

¿Y ahora qué?

Los colegios pueden hacer maravillas por los niños o todo lo contrario. Todo depende del tipo de educación que se estime adecuada. En Turquía, el militarismo es un componente importante del nacionalismo y los colegios están contaminados de militarismo. Muchos alumnos se resisten a unas prácticas que consideran estúpidas o injustificadas, pero la mayoría están influenciados por el nacionalismo y el militarismo. La oposición civil al nacionalismo y el militarismo en colegios está aumentando, pero también hay que decir que el día en el cual el militarismo desaparezca de los colegios aún no está cerca.

Se puede contactar con el autor, Serdar M. Değirmencioğlu, en serdardegirmencioglu [at] gmail.com

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