El derecho internacional y el sistema de Naciones Unidas también pueden ser utilizados por la sociedad civil para sus objetivos

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Ralf Willinger

Desde hace unos años, las organizaciones de derechos humanos vienen usando de forma más incisiva el derecho internacional y el sistema de Naciones Unidas para denunciar las violaciones de derechos humanos y ejercer presión sobre las autoridades. El movimiento por la paz también puede utilizar estos mecanismos en su labor. Un ejemplo extraído del derecho internacional es la Convención sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas, otro, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. En ambos casos existen procedimientos de información destinados a vigilar el cumplimiento de los correspondientes derechos, en los que se prevé explícitamente la participación de la sociedad civil.

La Convención sobre los Derechos del Niño contiene varios artículos que guardan relación con el tema "Militarización de la juventud". Por ejemplo, el artículo 19 (Protección contra la violencia), el artículo 29 (Objetivos educativos, entre ellos educación por la paz) o incluso el principio básico de la Convención, contenido en el artículo 3, que establece que el bienestar de los niños debe tener prioridad sobre cualquier otro interés, incluso los intereses de Estado como el reclutamiento de nuevos soldados para el ejército nacional. Además, el Protocolo adicional sobre niños en conflictos armados de la Convención sobre los Derechos del Niño, ratificado por más de 150 países, establece cómo se debe proteger de la guerra a los niños afectados por ésta.

1. Procedimiento de información de los Estados según la Convención sobre los Derechos del Niño

Los 193 Estados signatarios de la Convención sobre los Derechos del Niño (esto es, todos los países del mundo excepto EE UU y Somalia) tienen que informar cada cinco años sobre cómo cumplen las obligaciones contraídas con la Convención y el Protocolo adicional. Para ello deben presentar un Informe de Estado, que se hace público. De este modo, las organizaciones de la sociedad civil (ONG) y las personas particulares tienen la oportunidad de señalar deficiencias mediante uno o varios informes y documentos (ejemplos de casos, películas, dictámenes, etc.). Estos son los llamados informes alternativos o informes sombra.

Tanto los gobiernos como las organizaciones civiles son entonces invitados a vistas orales por separado en Ginebra, ante la Comisión de Derechos del Niño de la ONU. Allí (o también por vía escrita) la Comisión formula preguntas, pide más cifras, ejemplos de casos u otros documentos para llegar a hacerse una idea lo más aproximada posible de la situación de los derechos infantiles en el país en cuestión.

La Comisión de Derechos del Niño de la ONU es un grupo de expertos independientes, no gubernamentales, procedentes de 18 países. Muchos de ellos son científicos, representantes de ONG u otros expertos en materia de derechos infantiles. Al final del proceso de información, la comisión de la ONU publica sus Observaciones Concluyentes. Son recomendaciones al Estado signatario sobre cómo debería aplicar mejor en el futuro las disposiciones sobre derechos infantiles. En la siguiente ronda de información, aproximadamente cinco años más tarde, dicho Estado deberá dar cuenta de cómo ha traspuesto las recomendaciones.

Un ejemplo concreto de cómo las ONG podrían utilizar estos procedimientos de información en su labor contra la militarización de la juventud es el informe alternativo denominado Niños Soldado por Alemania. La ONG terre des hommes, en colaboración con el servicio de asistencia urgente a niños y otras organizaciones de derechos infantiles y desarrollo, ha publicado tres informes alternativos sobre niños soldado: en 2007, 2011 y 2013. Estos informes alternativos se entregaron a la comisión de la ONU en Ginebra como parte del procedimiento de información estatal de Alemania. Fueron redactados por el jurista Hendrik Cremer y analizan de qué manera cumple Alemania sus compromisos con la Convención de la ONU sobre los Derechos del Niño y el Protocolo adicional respecto a los niños en conflictos armados.

En el año 2008, al concluir el último procedimiento de información sobre el Protocolo adicional, la comisión de la ONU recomendó a Alemania, entre otras cosas, que elevara la edad mínima de reclutamiento a 18 años, que respetara los derechos de los hijos de refugiados y que "introdujera una prohibición especial de venta de armas cuando se supiera, o se sospechara, que el país de destino era uno de los que reclutan niños para el servicio militar o para combatir en conflictos armados".1

A pesar de que las recomendaciones de la comisión de la ONU y el informe alternativo Niños soldado de 2007 se han debatido numerosas veces en el parlamento alemán y en los círculos del gobierno, hasta hoy poco se ha hecho al respecto. Pero la sociedad civil no ceja en su labor: el informe alternativo sobre niños soldado de 2011 y su actualización de 2013 abordan los puntos principales de reclutamiento y propaganda del ejército alemán (como propaganda en escuelas, medios de comunicación juveniles, ferias, oficinas de empleo, etc.), hijos de refugiados y exportación de armamento.

Las vistas orales en los procedimientos de información sobre Alemania habrán tenido lugar antes del comienzo de 2014, y a continuación se esperan las Observaciones Concluyentes de la comisión de la ONU. Sin embargo, ya se han debatido ampliamente las criticas del informe alternativo y la deficiente aplicación de las recomendaciones de la comisión de la ONU por parte de Alemania. Dado que la argumentación de los informes alternativos se basa en el derecho internacional y las recomendaciones de dicha comisión y los informes se elaboran en el marco del sistema de derechos humanos de la ONU, su efecto sobre los medios y las políticas es relativamente grande.

Unido a esto, la sociedad civil protesta contra las prácticas militaristas con campañas como "Acción mano roja", "Escuelas libres de ejército", "Derechos para los hijos de refugiados ya" o la "Acción Clamor – Acabemos con el comercio de armas". La presión sobre el gobierno alemán para que aplique las recomendaciones de la comisión de la ONU sigue creciendo.

2. Procedimiento EPU del Consejo de Derechos Humanos de la ONU

También el llamado procedimiento EPU (Examen Periódico Universal) del Consejo de Derechos Humanos de la ONU ofrece posibilidades parecidas para ejercer la crítica. Las ONG pueden enviar sus informes alternativos directamente al Consejo. Los países miembros del Consejo son entonces los que examinan las críticas expuestas en los informes y las ponen sobre el tapete. Este procedimiento puede igualmente ejercer presión sobre los gobiernos y, posiblemente, inducir algún tipo de mejora en la situación de derechos humanos del país en cuestión

En conclusión: precisamente los temas que son importantes para el movimiento por la paz, como venta de armamento, políticas de reclutamiento, propaganda militar, objeción de conciencia y otros, se pueden abordar en los dos procedimientos de información de la ONU que hemos presentado. Esto ofrece interesantes recursos a nivel nacional e internacional para la labor de influencia en las políticas y para incrementar la presión pública. Si este trabajo viene además apoyado por actuaciones de protesta de la sociedad civil, a los gobiernos les costará más no hacer caso de las críticas. Tendrán que responder de alguna manera y demostrar que se están haciendo progresos.

A modo de ejemplo positivo: gracias a los llamamientos de las Naciones Unidas y de la sociedad civil, en los últimos años numerosos países han elevado la edad mínima de reclutamiento de soldados a 18 años, como por ejemplo, Sudáfrica, Nepal, Italia, España y Polonia.

1Fuente: "Observaciones Concluyentes: Alemania" de la Comisión de Derechos del Niño de la ONU, 1.2.2008

Origen: http://www.wri-irg.org/es/node/23385

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