Japón busca poner fin al tabú de la Investigación Militar en Universidades

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Yuya Shino / Reuters

El gobierno quiere aprovechar a los mejores científicos para reforzar las defensas.

Por Eric Pfanner y Chieko Tsuneoka / The Wall Street Journal

El ejército de Japón está pujando por el acceso a los laboratorios de investigación universitarios, que le han permanecido cerrados por mucho tiempo, apoyando así, el esfuerzo del primer ministro, Shinzo Abe, que respaldado por Estados Unido, busca deshacerse de algunas de las limitaciones pacifistas del país.

El gobierno del Sr. Abe manifiesta que Japón necesita aprovechar a sus mejores científicos para reforzar sus defensas. Funcionarios militares estadounidenses, ávidos de hacer uso de la experiencia de Japón en áreas como la robótica y la electrónica, han alentado el cambio.

Los críticos dicen que esto marca un deterioro adicional al valor fundamental –el pacifismo- sobre el cual se construyó la sociedad japonesa de la posguerra. Pero admiten que pueden estar luchando una batalla perdida.

Desde la Segunda Guerra Mundial, los académicos japoneses han renunciado ampliamente a investigaciones que pudiesen servir para fines militares, y muchas universidades han prohibido la investigación por completo, aunque no es ilegal. Ahora, algunos profesores se están mostrando de acuerdo con este tipo de proyectos, y las universidades y organismos científicos les están dando una mayor libertad de acción.

El Parlamento tiene previsto aprobar en las próximas semanas, por primera vez desde la guerra, una financiación del Ministerio de Defensa para investigación en las universidades, bajo uno de los dos programas iniciados por el gobierno del Sr. Abe, que desdibujan la línea que separa la investigación civil de la militar.

¥ 300 millones ($ 2,5 millones) es un monto pequeño. Pero para Satoru Ikeuchi, profesor emérito de astrofísica en la Universidad de Nagoya, esto significa dar un paso que no tiene marcha atrás.

"En los países que ganaron la guerra, la ciencia se utiliza también para la guerra", dijo el profesor Ikeuchi durante una entrevista en su casa de Kioto. "Sin embargo, Japón perdió la guerra y lamentó su militarismo. Creo que como resultado, Japón ha sido un país muy saludable”.

Aún así, una petición online que él y un puñado de otros académicos realizaron el año pasado, atrajo solamente 800 firmas. "Estoy lamentando que la respuesta haya sido baja", dijo.

Los partidarios del señor Abe dicen que objeciones como las del profesor, son producto de una época pasada y están cada vez más desfasadas, ya que Japón se enfrenta a crecientes desafíos militares, incluyendo una Corea del Norte hostil y una China más asertiva. El Ministerio de Relaciones Exteriores de China no respondió a una solicitud de comentarios al respecto.

Los EE.UU., que impusieron una constitución pacifista en Japón después de la guerra, ahora quieren que el país desempeñe un papel más activo en la defensa regional.

El año pasado, el gabinete del señor Abe reinterpretó la constitución para permitir las llamadas Fuerzas de Autodefensa de Japón, para acudir en ayuda de un aliado bajo ataque. También se alivianó la prohibición de las exportaciones de armas.

"Japón no puede hacer frente a sus necesidades de seguridad sin la tecnología más avanzada", dijo Masahisa Sato, un legislador del Partido Demócrata Liberal del señor Abe, y un ex oficial del ejército. "Para desarrollar tecnologías, en particular para la investigación básica, Japón necesita una amplia colaboración entre el gobierno, las universidades y la industria."

El gobierno ha pujado por esa colaboración. Directrices publicadas en diciembre de 2013 pidieron una colaboración más estrecha entre los militares, las universidades y los centros de investigación, para hacer un mejor uso de la tecnología civil. El año pasado, se iniciaron cuatro proyectos como resultado de un programa de intercambio de información del año 2008, programa que no dispone de financiación, más que para uno solo de sus primeros cuatro años.

El Sr. Sato dijo que está presionando al Ministerio de Educación para persuadir a las universidades a desistir en su resistencia a la investigación militar, especialmente en momentos en que la financiación de las administraciones públicas para las universidades está disminuyendo.

Algunos académicos han demostrado flexibilidad. El Consejo de Ciencias de Japón, que anteriormente había aconsejado a los científicos no a participar en la investigación militar, en noviembre de 2012 los exhortó, simplemente, a asegurarse de que su trabajo no se utilizara "para fines que amenacen la seguridad social."

El año pasado, la Universidad de Tokio, considerada la más prestigiosa del país, rechazó una solicitud del ministerio para ayudar a resolver un problema con un nuevo avión de transporte. Pero no se opuso cuando uno de sus profesores accedió trabajar con el ministerio "en calidad de observador, a título privado", como expresó la escuela.

Su Escuela de Graduados de Ciencias de la Información y Tecnología había prohibido estudios militares "sin excepción", pero en diciembre revisó esa política, diciendo que "muchos proyectos de investigación contienen ambigüedad entre el uso militar y el uso pacífico".

En la Universidad Nacional de Yokohama, en una oficina decorada con imágenes de aviones militares, el profesor de ingeniería Seiya Ueno, ha estado trabajando con el ministerio durante dos años en un algoritmo de computadora para controlar y vincular los movimientos de varios vehículos.

Dijo que su trabajo también podría tener aplicaciones civiles, incluyendo el alivio de desastres y la vigilancia del medio ambiente. Tacha a los que se oponen a la cooperación como extremistas.

"Un cuchillo muy afilado se puede utilizar para cocinar o para matar", dijo. "Nadie dice que la tecnología es mala. Lo que importa es cómo se utiliza”.

Un nuevo programa de gobierno, denominado Impacto, sigue el modelo de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa del Pentágono, o Darpa, que proporciona fondos al estilo de capital de riesgo para proyectos de tecnología en los EE.UU.

El programa japonés, con un presupuesto de ¥ 55 mil millones para cinco años, no es estrictamente de alcance militar, pero sí incluye algunos proyectos de investigación de doble uso - aquellos con aplicaciones que pueden ser militares o civiles. Un proyecto, por ejemplo, busca desarrollar materiales antibalas ultraligeros.

Oficiales del Pentágono dicen que los EE.UU. podrían beneficiarse de la investigación japonesa, especialmente en áreas como la robótica. Dicen que Japón tiene una ventaja en hardware de robótica, mientras que los EE.UU. son más fuertes en el software. Pero las restricciones a la investigación de Japón han limitado el acceso de los Estados Unidos hasta ahora.

"La cooperación con los EE.UU. en las áreas donde hay interés mutuo, como en la respuesta a los desastres y la seguridad nacional, beneficiará a ambos países", dijo Gill Pratt, director del programa Darpa.

Contratistas militares de Japón han recibido de buena forma la disminución de las restricciones, uno de los varios pasos que el gobierno está dando para aumentar su competitividad.

"Este gobierno es cada vez menos alérgico al doble uso", dijo Satoshi Tsuzukibashi, director de la oficina de tecnología industrial de Keidanren, el grupo de presión empresarial japonés. "Japón es un país pacífico, pero personalmente creo que a veces es demasiado pacífico."

Foto: Yuya Shino / Reuters

Traducción: Martin Vallarino

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